viernes, 29 de mayo de 2009

Heridas de guerra

Sonó el teléfono... eran del hospital... decían que la operación sería al día siguiente y que debía ingresar aquella misma tarde para prepararlo todo.

- ¡Que putada! - pensé- no me lo esperaba... almenos no tan pronto... es 30 de Julio y en esta época, lo que menos apetece es meterse en una movida así...

Allí estaba a la hora requerida... cruzo la puerta principal, voy al mostrador... una chica guapa pero descuidada me dice que suba a la habitacion 343 de la cuarta planta, que me esperan... subo por el ascensor y tras cruzar un largo pasillo de habitaciones entro en la 343... la habitación es doble y la otra cama la ocupa un chico joven acompañado de su familia... acto seguido viene una enfermera gruesa de unos 50 años con gafas de culo de botella y cara de pocos amigos que me toma los datos y me informa de que más tarde vendrán a hacerme unas analíticas para la operación...

Estoy algo nervioso y con ansiedad... me meto en el lavabo de la habitación yo solo, me miro al espejo, intento calmarme... la operación es bastante complicada y es posible que mi vida acabe en unas cuantas horas, de todas maneras intento enterrar ese sentimiento tanto tiempo como sea posible aunque tarde o temprano se que resurgirá... me hecho agua en la cara y salgo del baño... a mi compañero de habitación una de sus visitas le ha regalado un ajedrez, así que me invita a jugar un rato con él...

- ¿Por que no? - pienso- así mantendré la mente ocupada un rato...

El chico es rubio, bastante delgado y tiene la nariz aguileña... parece una persona alegre, siempre con un esbozo de sonrisa... sonreía incluso cuando le ganaba la partida... me transmitió algo de su alegría y por algunos momentos llegé a olvidarme de donde estaba...

Así pasaron un par de horas, hasta que trajeron la cena en una de esas bandejas con compartimentos... la comida de los hospitales suele ser bastante mala, pero en aquel momento no era algo que me importará lo mas mínimo...

Al cabo de un rato... caída la noche... quise distraerme con la televisión del cuarto... una de esas teles de hospital de monedas, que por aquel entonces funcionaba con pesetas... ¡¡como extraño las pesetas!!... el euro solo ha servido para darnos por el culo... total que metí unas 500 y se encendió el televisor... para mi grata sorpresa estaban emitiendo una de mis películas favoritas de acción, ''El último boy scout''... fue agradable poder ver una película de mi gusto cuando podía ser que me fuera al otro barrio en cuestión de horas...

Casi antes de que apagaran las luces hicieron venir a un sacerdote por si me quería confesar antes de la operación...

- Joder! - pensé - ¿tan mal está el asunto?

Como buen agnóstico que soy le seguí el rollo... más que nada por si acaso... lo bueno de la religión católica es que puedes ser un grandísimo hijo de puta toda tu vida que con un acto de contrición hipócritamente sincero antes de morir tienes el paraíso a tus pies... sin embargo si eres la mejor persona del mundo y te haces una paja en tu lecho de muerte te condenaras a que Satanás te sodomice eternamente bajo el fuego abrasador de los infiernos...

Intenté conciliar el sueño durante gran parte de la noche sin éxito, en la oscuridad y viendo las luces de la ciudad a través de la ventana de la habitación... creo que sobre las cinco de la mañana mis ojos se cerraron sin permiso...

Después de una hora o dos vinieron a despertarme dos simpáticas y pispiretas enfermeras para hacerme unas analíticas en ayunas antes de llevarme a quirófano... la cosa es que no me encontraban una jodida vena donde poder pinchar y en sus intentos fallidos me dejaron el brazo con más pinchazos que el de John Belushi antes de morir por sobredosis... finalmente lo consiguieron...

Mi familia llegó temprano para darme animos y quitarle un poco de tensión al momento... en mi cabeza y en mi corazón aquello era una despedida... una dolorosa despedida...

Llegó un tipo corpulento con barba que resultó ser el celador... cogió mi camilla y la condujó por el pasillo hacia el ascensor para llevarme a quirófano... una vez arriba el celador me dejo en un lugar oscuro y amplio donde además de mi había otra gente en camilla... el sitio acojonaba un poco... añadido al acojone latente en mi por la operación a la que iba a ser sometido...

Pasarían unos cinco minutos, que a mi me parecieron cinco horas... me llevaron al quirófano y allí vi al médico que me había estado tratando y que sería el cirujano...

- Buenos días -me dijo- se que estarás nervioso pero no tienes por que preocuparte, ya verás, no sentirás nada...

De pronto la oscuridad me envolvió... me encontré en un sueño surrealista... bueno que digo... casi todos los sueños que tengo lo son en mayor o menor parte... el hecho es que en el sueño sabía perfectamente que estaba soñando... llegué a pensar que tal vez sería un sueño eterno del que nunca más despertaría...

No se cuantas horas o días pasarían, pero el hecho es que me desperté vagamente... me sentía mareado, no podía moverme y apenás podía articular palabra... vi la cara de la que supongo que sería una enfermera... tenía el pelo rubio a media melena, era preciosa además de tremendamente dulce, su nombre era Barbara... me hablaba y me tranquilizaba... también me explicó que todo había salido bien y que estaría drogado unos días por la anestesia... estuvo conmigo durante ese tiempo, un día me dijo que no tendría turno esa noche pero que igual se quedaría... se sentaba a mi lado y me acariciaba el brazo mientras me hablaba... me hacía sentir a gusto...

En un momento dado decidieron trasladarme a una habitación... era doble pero la otra cama estaba vacía... iban viniendo médicos y enfermeras a ver como estaba todo, a cambiarme el suero, la morfina... necesitaba la morfina, cuando se empezaba a pasar su efecto rabiaba de dolor como un becerro agonizante... así que como casi siempre estaba bajo los efectos de la morfina tenía muchas alucinaciones... tenía una cicatriz que me bajaba por la espalda y que estaba cosida por unas treinta grapas...

Iban viniendo familiares y amigos para visitarme, es de agradecer ver caras conocidas en situaciones así... al cabo de unos días empezaron a ocupar la otra cama... fueron varios los compañeros de habitación que fui teniendo durante mi estancia en aquel lugar... la primera fue una chica que acababa de ser madre y su bebe había tenido alguna complicación de salud... ella tenía solo 16 años y el padre del crío era adicto a todo tipo de drogas... alguna vez vino a quedarse con ella... parecía buen tío pese a todo...

Después de irse vino un chico argentino con su familia, se llamaba Nacho... tenía grandes problemas de peso que al parecer agravaban sus ataques de epilepsia... aunque pareciera mayor no lo era y sus padres no dejaban de estar encima de el para que no comiese más de la cuenta... tenía la costumbre de levantarse sin zapatillas y su madre le decía...

- Nacho, ponete las pantuuflas!!

Además era sonámbulo y a veces de noche me despertaba y lo veía de pie, estático en medio del cuarto...

Los últimos fueron una familia árabe... tenían una hija a la que iban a operar de algo que no me quedó muy claro exactamente de qué... el padre de la familia cada noche extendía una pequeña alfombra y se arrodillaba a rezar un rato...

Cada vez me daban menos morfina... con lo cual pasaba grandes calvarios de dolor... no dejaba de escuchar música con mi viejo walkman... era de las pocas cosas que se podían hacer allí dentro para no volverse loco...

Finalmente se me fue curando, fui haciendo recuperación y un buen día me dieron puerta de aquel jodido sitio... nunca volví a saber nada de aquella enfermera...